Este año 2011 podrá ser recordado como el año en que el Frente Amplio analizó la reforma de su Estatuto. Y es que desde diciembre del año pasado, cuando el Plenario Nacional decidió crear una comisión para el estudio de la estructura y eventual reforma del estatuto, no solo la comisión sino todo el FA ha venido analizando cuáles son los aspectos estatutarios que necesitan ser reformados.
La comisión tenía plazo hasta el mes de abril de este año para presentar su informe, pero la realidad es que ha sido muy difícil llegar a acuerdos en algunos aspectos, existiendo variadas propuestas y -es bueno decirlo- también variadas resistencias. Alguien comentó hace años (creemos que ante la anterior reforma, en el año 1993), que reformar el Estatuto del FA era casi tan complicado como una Reforma Constitucional.
Desde el MPP lanzamos en diciembre de 2010, como propuesta central y movilizadora, la elección del presidente del FA y de los presidentes de cada departamental, por el mecanismo de elección a padrón abierto y con adhesión simultánea. Sabiendo que esta no era la solución “mágica” a los problemas del FA, si entendíamos que abrir la puerta a la participación del “pueblo frenteamplista”, convocándolo a definir ni más ni menos que el presidente de la principal fuerza política de Uruguay, marcaba un rumbo distinto y podría ser el inicio de cambios mayores. Por suerte –aunque no sin rechazos- esta idea fue tomando cuerpo y hoy son varios quienes la apoyan.
La comisión tenía plazo hasta el mes de abril de este año para presentar su informe, pero la realidad es que ha sido muy difícil llegar a acuerdos en algunos aspectos, existiendo variadas propuestas y -es bueno decirlo- también variadas resistencias. Alguien comentó hace años (creemos que ante la anterior reforma, en el año 1993), que reformar el Estatuto del FA era casi tan complicado como una Reforma Constitucional.
Desde el MPP lanzamos en diciembre de 2010, como propuesta central y movilizadora, la elección del presidente del FA y de los presidentes de cada departamental, por el mecanismo de elección a padrón abierto y con adhesión simultánea. Sabiendo que esta no era la solución “mágica” a los problemas del FA, si entendíamos que abrir la puerta a la participación del “pueblo frenteamplista”, convocándolo a definir ni más ni menos que el presidente de la principal fuerza política de Uruguay, marcaba un rumbo distinto y podría ser el inicio de cambios mayores. Por suerte –aunque no sin rechazos- esta idea fue tomando cuerpo y hoy son varios quienes la apoyan.
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